jueves, 12 de marzo de 2009

En el concierto (continuacion en el pueblo)

Aunque la siguiente vez que la vi fue en el pueblo que le enseñé encantado. Sus rincones y los sitios en los que jugaba de niño. El calor y el breve vestido que lucía hizo que renováramos nuestros juegos allí donde la fantasía nos dictaba. Cuando le enseñé las máquinas de trabajo aparcadas en la era empezamos a besarnos y acariciarnos. Mi mano se deslizaba bajo la falda para acariciar los muslos bronceados subiendo por detrás agarrando las desnudas nalgas y bajar su tanga para metermelo en el bolsillo de mis shorts por los que su mano ya se había metido buscando mi culo. Separé mi lengua de la suya para metérsela en el oído y decirle: ¡quiero saborearte! Me tumbé en la hierba y ella se arrodilló junto a mi cabeza bajando lentamente la cadera sobre mi cara entre una máquina de sembrar y un arado. Orientada hacia mis pies en cuanto deposité un suave beso en los labios depilados de su vulva sentí como sus manos me abrían los pantalones cortos liberando el duro prisionero que allí se refugiaba. Lo masturbaba suavemente solo para mantener su dureza y permitirme a mi seguir con la tarea sin muchas distracciones. En eso estaba deslizando la lengua del clítoris firme pasando por sus labios finos introduciéndose todo lo posible dentro de su coñito; paseándolo por el perineo y penetrando el ano todo lo que podía. Yo estaba a oscuras cubierta la cabeza por la tela de su falda. Se inclinó hasta meterse mi polla en la boca clavándome aun más si era posible el coño en la boca. Comenzó a tragarse mi pene apretando el glande contra su paladar mientras le daba un buen repaso con la lengua juguetona besándome el tronco y se estiraba un poco mas hasta meterse los testículos en la boca. Me hizo doblar las piernas y separarlas para poder levantar el culo que también quería lamer para entonces tenia el short enrollado en un tobillo. Yo tenía un dedo alojado en su ano. Pero ella no paraba con su lengua. No quería ni hablar de follar, quería mi semen en su boca y no paró hasta que mi corrida le llegó a la lengua. De inmediato se giró sobre mi cuerpo y me besó con mi propia leche que pude saborear de sus labios cuando mi lengua los traspasó para jugar con la suya. Volví a ponerme los pantalones pero no le devolví el tanga. La llevé al regato donde nos bañábamos en verano y nos metimos desnudos en el agua donde volvimos a acariciarnos. Aunque el agua estaba fría ante su magnífico cuerpo y sus jugueteos mi polla volvió a ponerse en condiciones y dentro del agua me hizo follarle el culito lubricándolo solo con el agua. Yo sentado en una piedra y ella sobre mí clavándosela con suavidad. Menos mal que aun era temprano y no fue nadie por allí. Una vez limpitos la llevé a la nave de una amiga pastora que tenia el aprisco cerca de allí. Nos fuimos a charlar tumbados en su pajar. Los presenté y de inmediato parecieron caerse bien compartiendo una botella de refresco le contamos nuestra historia; primero lo mío con la pastora y mi primo con los que compartíamos baños desnudos en el regato. Luego con Sonia cuyos muslos largos desnudos salían del vestido recogido casi hasta enseñar el tanga que ya se había puesto. Mi amiga también lucia sus largas y morenas piernas saliendo de un pantalón de deporte ajustado y aun más corto que mi short que era lo único que tenia puesto. Una camiseta recortada de la pastora que nos mostraba la parte inferior de sus pechos estando recostada en esa postura. Todo eso era nuestro atuendo pues todos estábamos ya descalzos. Sonia riendo le dijo a la pastora que puesto que yo me había acostado con las dos lo justo era que ellas hicieran el amor. La sonrisa de mi amiga denunció que la idea no le desagradaba y fue ella la que se aproximó a la chica de la capital para tumbarse sobre ella. Comenzaron a besarse suavemente Yo agradecí el descanso que me ofrecían además de disfrutar del espectáculo. Sonia metió la mano por debajo de la camiseta de mi amiga buscando sus pechos. En cuanto se hizo con sus pezones estiró el cuello y soltó un gemido profundo. Sonia aprovecho que habían separado el beso para sacarle la camiseta y apoderarse de sus tetitas con la boca. La lengua recorriendo sus pezones. Mi pastorcilla disfrutaba de esas caricias hasta que se decidió a actuar bajando los tirantes del vestido para besar y lamer los pechos de la visita. Siguió bajando para levantar su falda y atacarla justo entre sus preciosos muslos. Levantándolos y abriéndolos y besando primero por encima del tanga apartándolo justo para lamer sus labios. Entonces se lo quitó y se dedicó a comerle sin mas estorbos el completamente depilado coñito. Ahora le tocaba el turno a Sonia de suspirar y gemir mientras ella misma se acariciaba los pechos y retorcía los pezones. Mi amiga en una pausa para tomar aire le dijo: ¡espera, termina de desnudarte! Mientras se incorporaba y se sacaba el vestido. Directamente fue a por el coño de la pastora que esta vez quedó debajo tumbada de espaldas en la paja. Tirando de los muslos de su nueva amante se la colocó encima en un sesenta y nueve del que salían un montón de suspiros y gemidos de placer. Estaba claro que mis amigas se lo estaban pasando bien juntas y con el espectáculo y el descanso yo estaba empezando a reaccionar. Fue la pastora la que me hizo señas para que me acercara y le ayudara. Me puse a comerle el culo a Sonia mientras ella seguía lamiéndole el coño. Me saqué el short y me puse para follarla. La pastora cogió mi rabo con la mano y lo guió hasta la vulva de su nueva amiga y cuando la tuve ensartada del todo siguió usando la lengua sobre mis testículos y el clítoris, los muslos de ambos y toda la piel que pudo alcanzar. Yo, de rodillas no podía mas que dedicarme a lo que tenia entre manos, o más bien ensartado. Hasta que a mitad de faena nos obligó a separarnos y me hicieron tumbar a mí de espaldas en la paja. Se pusieron ambas a comerme la polla a dos bocas, cruzaban las lenguas con su sabor sobre ella. Me dejaron sus preciosos culitos al alcance de las manos para que siguiera acariciándolas y masturbándolas hasta que mi pastorcilla se decidió a subirse encima de mi polla y cabalgarme Sonia durante un rato mas le estuvo lamiendo los pechos hasta que se volvió a sentar sobre mi cara mirando a nuestra amiga a la que se puso a besar con pasión y acariciar. Como conocía el gusto de mis amigas por el semen las avisé de cuando iba a correrme y volvieron a lamerme la polla para recoger mi semen que luego compartimos en un beso a tres. Por supuesto Sonia invitó a la pastora a su casa cuando fuera a la ciudad. Y a su vez fue invitada a juguetear entre la paja cuando quisiera. La monté en el tractor y volvimos a mi casa donde volvimos a follar.

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