viernes, 4 de marzo de 2022
Con tres chicos en la playa
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Una mañana de diario de mucho calor descansaba en el trabajo y decidí acercarme a la playa. En mi sitio preferido, el punto medio, entre dos pueblos. Al que se llega por un estrecho camino desde el aparcamiento. Apenas había gente y lo prefiero así. Poder relajarme y pasar un rato conmigo mismo, relajado de descanso.
Aquellos tres chicos me estaban estropeando el rato zen. Llegaron en tres pequeñas y ruidosas motos, ciclomotores, que aparcaron al lado de mi todo terreno. Y de inmediato se apropiaron de la tranquilidad del lugar. Hasta ese momento había estado completamente solo, no se veía a nadie en la playa.
Tampoco me molestaba mucho. Al librarse de sus ropas dejaron a la vista tres bellos cuerpos delgados fibrados, muy sexis, apenas cubiertos por sus microscópicos bañadores tipo slip. Casualidad, el que yo me había puesto pensando que iba a estar casi solo era del mismo tipo, muy reducido y ajustado.
Apoyado en los codos, el torso erguido para no perderme ni un detalle del bello espectáculo que me estaban dando. Oía la música que habían puesto en uno de sus móviles a todo volumen.
Me estaba gustando verlos moverse, jugar entre ellos, divertirse, tocándose sin complejos. Tanto me estaba gustando que pronto me excité y mi polla empezó a marcarse en la escasa tela que la cubría. No hice nada por ocultarlo desde luego. Si les molestaba que no miraran, al fin y al cabo ellos habían terminado con la paz de ese tramo de playa.
Evidentemente no les ofendía, las suyas, las pollas, con sus roces y toqueteos estaban tomando consistencia también, lo que no sólo no se molestaban en ocultar sino que las lucían orgullosos.
Me miraban de reojo y no parecía que les molestara mi presencia. Cuchicheaban entre ellos de vez en cuando. Hasta que el mas rubio y con la piel mas blanca se acercó a mí con lo que a esas alturas parecía fingida timidez, después de lo que les estaba viendo hacer.
-¿Te apetece jugar con nosotros?. Así podemos hacer dos parejas. Me llamo Daniel.
Me propuso. Le contesté con la misma timidez fingida pues en realidad tenía muchas ganas de "jugar"con los tres.
- Yo soy Javi pero... ¿No seré muy mayor para "jugar"con vosotros?
- Pues claro que no. Parece que estas muy bueno y en forma. ¡Anímate!.
- Vale vale, ¿seguimos con la pelota? O ¿queréis hacer otra cosa?
- Podemos jugar en el agua, luchas de caballitos o algo así por que contigo somos pares.
- Sí que me apetece mojarme.
Contesté con mi mejor y mas lasciva sonrisa. Mientras hablábamos nos íbamos acercando a sus amigos que escuchaban sonriendo la conversación llena de dobles sentidos. Y que a la vez miraban mi cuerpo depilado con lo que parecía aprobación.
Otro de ellos, moreno de piel, se puso a mi lado casi rozándome mientras bajábamos por la arena hacia el agua.
- Yo soy Mario, me dijo.
- Y yo Alex dijo el último de ellos.
El rubio se fue con el tercero y le cogió de la cintura pegándose a su cuerpo mientras caminaban. Un gesto muy cariñoso que me llamó la atención y me gusto ver.
- ¡Al agua patos!
Entraron en el agua delante de Mario y de mí parecía sin preocuparse de lo que yo podía pensar. Se fueron internado hasta que el agua les cubrió hasta la cintura. Les tiramos agua encima y ellos pudimos oír su risa cristalina.
- ¡Cogeme!
Cuando el agua me llegaba por encima de las rodillas Mario saltó sobre mi espalda. Como me había avisado pude sujetar sus muslos, muy cerca de sus duras nalgas. Mientras él se sujetaba a mi cuello. Notaba en la espalda todo pecho y su paquete justo sobre mis riñones.
Seguimos acercándonos a los otros dos que nos miraban con una sonrisa. Aquellos chicos no tenían muchos complejos.
- Parece que ya habéis decidido. Alex súbete tú.
De un salto se subió a su espalda. Yo podía ver como Dani le sujetaba directamente del culo. Poniendo sus manos en las nalgas. A su vez Alex le susurraba algo que no entendí, al oído, lamiendo su oreja.
Entré más adentro en el mar para que no nos hiciéramos daño si nos caíamos. El agua ya me llegaba por la cintura y estábamos muy cerca de la otra pareja. En vez de intentar tirarnos empujando lo que hicieron los dos jinetes fue agarrarse y acercarnos más a todos.
Así que quedé pegado al cuerpo de Dani. No podía usar las manos pero nuestras pieles se frotaban. Torso con torso, hasta las pollas se tocaban en algunos momentos y desde luego nuestros rostros.
Creí notar los labios del guapo chico que tenía enfrente buscando los míos. Pero solo fue un momento hasta que los jinetes nos obligaron a separarnos.
En ese momento tropecé con algo y los dos nos vamos al agua en un revoltijo de miembros. Si antes me había rozado con Dani ahora lo estaba haciendo con Mario que no parecía tener ninguna intención de separarse de mí. De hecho me sujetaba con más fuerza, lo que me obligaba a mí a tocar su pecho y vientre y a sujetar a su cadera.
Tanto fue así que cuando conseguimos ponernos de pie la polla y los huevos del chico se habían salido del pequeño bañador y se mostraban orgullosos a nuestra vista. El mío también se había movido y me había dejado medio culo, bueno no al aire pues estaba en el agua, sino ante la vista de los demás.
A nadie pareció importarle. En más Dani y Alex se bajaron un poco la lycra que apenas los tapaba hasta enseñar los pubis depilados hasta la raíz de los rabos y tanto culo como yo.
- Así nos broncearemos más.
No se quién lo dijo pero estuve de acuerdo de inmediato. Miré hacia la orilla y no se distinguía a nadie en toda la extensión de arena que podíamos ver. Estábamos solos.
Mario y Alex se había acercado mientras tanto y se habían cogido de la cintura. Sus cuerpos estaban pegados. Creo que una mano ya estaba tocando nalga.
Dani se me acercó por detrás y se pegó a mí. Notaba su pene duro rozando mis nalgas y sus brazos rodeándome la cintura.
- ¿A qué son guapos?
Dijo en mi oído rozando la oreja con sus labios.
- Mucho, tanto como tú.
- Para esto podíamos desnudarnos del todo.
- Pues tienes razón, nadie va a vernos.
Uno a uno nos fuimos sacando los bañadores y arrojándolos a la arena cerca de las toallas. Todos depilados y con las pollas duras. Dani no se había separado de mí más que lo justo para quitarse el slip y pronto volví a notar su glande esta vez rozando mis nalgas sin nada que los separara.
Eché la mano atrás y sujeté su culo pegándolo más a mi cuerpo. Empecé a notar sus labios y lengua recorriendo suaves mi cuello y hombro. Mientras Alex y Mario habían empezado a besarse y chupar la lengua del otro.
- Acércate. Nos están esperando.
No tuvo que empujarme mucho. Sin prisa me fui acercando sin perderme nada del espectáculo. Dani no se despegaba de mí ni un milímetro. Cuando estaba a su lado estiraron los brazos para unirnos a ellos.
- ¡Ya era hora!.
Estaba en el medio de tres hermosos muchachos que parecían desearme. Notaba sus manos por todo mi cuerpo. Acariciando toda mi piel. Separando curiosos mis nalgas para deslizar un dedo por el ano.
- Nos ha encantado encontrarte. Ya creíamos que nos íbamos a tener que divertir solos.
- Me imagino que no os hubiera importado mucho. Con lo buenos que estáis.
- Pero siempre es más divertido con más gente.
Y en ese momento alguien metió la lengua en mi boca buscando la campanilla. Parecía que la notaba en todas partes, en el paladar, por las encías, cruzándose con mi lengua. Vaya si el chico sabía besar.
A la vez ya tenía una mano acariciando mis huevos depilados y suaves. O subiendo por el tronco de la polla. Mis manos se podían en dos durísimos culos que me permitían incluso llegar con el dedo índice a los anos y jugar con ellos. Lubricados por el agua de mar pude meter por allí hasta la primera falange.
Aquello ya era una orgía en toda regla. Tan pegados estábamos que no hubiera cabido entre nuestros cuerpos ni una cuchilla de afeitar. Toda una confusión de manos y bocas allí donde podíamos alcanzar. Empezaron a oírse los gemidos y suspiros de los cuatro.
Dani era el que seguía a mi espalda y pasaba su polla entre mis nalgas. Sin buscar penetrarme, todavía, pero apretándola en mi raja. Seguía besando mis hombros, nuca y cuello y me lamía las orejas.
- Me encanta tu culo duro. No hacía más que mirarlo haber un rato cuando tomabas el sol boca abajo.
Otra polla se había acercado a la mia, la de Alex y la mano de Mario agarró las dos, pajeándolas juntas. El moreno seguía dándome lengua y saliva y su amigo lamía su cuello. Se iba inclinando para chupar sus pezones lo que le obligaba a separarse un poco de mí.
- Que rabos más ricos.
Así Alex tenía también mi pecho y pezones para mordisquear. Seguía bajando lamiendo la piel de nuestros vientres y metiendo la lengua en nuestros ombligos. Se tomaba su tiempo para llegar a las pollas lo que lo hacía morboso y placentero.
- Me las voy a comer enteritas.
Las dos pollas estaban tan duras que salían del nivel del agua. Asomando los glandes. Aunque pronto desaparecieron dentro de la boca de Alex. Nos chupaba los rabos de forma alternativa mientras nos acariciaba un pezón a cada uno.
Detrás de mí Mario tenía su polla bien encajada en la raja de mi culo haya que empezó a buscar más. Separaba mis nalgas con sus manos y comenzó a acariciar el ano con un dedo.
Me incliné un poco hacia adelante buscando los labios de Dani para besarlo y darle lengua. Eso lo aprovechó Mario para arrodillarse detrás de mí y hacerme un beso negro.
Se me escapó un gemido de placer ahogado por los labios y lengua que tenía en mi boca. Notaba su lengua insistente en mi ano.
- Vamos fóllame.
Me incliné más. El único lubricante que había allí era el agua del mar. Tendría que valer. Su glande empezó a abrirse paso en mi interior mientras mi polla era exprimida por la boca del otro muchacho. Y recibía en la mía uno de los besos más lascivos que me habían dado nunca. Estaba en la gloria.
Para que no se secara mi culo tenía que sacar la polla casi del todo. Dejar que se mojara y volver a meterla. Lo hacía despacio con lo que yo notaba cada empujón.
Dani al oído me decía
- Quiero que me folles.
- Descuida, te tengo muchas ganas.
Con un fuerte gemido Mario me llenó el culo de semen. Yo, con tanto estímulo intentaba no correrme por todos los medios posibles. Sabía que en cuanto metiera el rabo en caliente me derramaría como un adolescente.
Pero suponía que no importaba. Allí todos estábamos muy cachondos. Cuando Mario salió de mi culo Dani me arrastró de la mano un poco mas fuera del mar, donde se arrodilló y se puso a cuatro patas esperándome. Yo me arrodillé tras él entre sus piernas.
- Ahora es mi turno. Quiero tu polla.
Quería ser suave y dulce y dejar que mi polla se tranquilizara un tanto. Así que empecé besando su espalda y bajando por ella hasta el prieto culo. Buscaba cómemelo, como me habían hecho a mí. Tenía ganas de lamer ese ano prieto. No me privé y durante un rato estuve intentando follarlo con mi lengua.
- No tengas prisa. Te lo quiero comer antes.
A nuestro lado Alex tumbado en la arena de besaba lascivo con Mario que estaba sobre él. Le rodeaba la cintura con sus piernas como si no quisiera que se le escapase. Las olas a veces los cubrían hasta casi las cabezas.
- ¡Cabálgame! Te voy a dar mi rabo.
El que mantenía el pene duro de ese dúo era Alex y pronto Mario fue subiendo hasta que se abrió el culo. En cuclillas empezó a bajar y pronto tuvo la polla de su amigo dentro.
Para entonces yo ya había arrimado el glande al ano que me esperaba. Sujeté su cadera con las manos y empecé a clavarle. Apoyado en los antebrazos Dani gemía y suspiraba. Su placer era evidente. Las olas también nos mojaban con su ritmo, pero eso me refrescaba un poco haciendo que no me corriera tan pronto.
- ¡Que bueno! ¡Que polla! Tenéis que probarla chicos.
Todos manteníamos un ritmo tranquilo y acompasado, sonriéndonos unos a otros. Al final a todos nos fue llegando el orgasmo. Nos dejamos caer en el agua que se fue llevando el semen dejándonos limpios, frescos y con la piel con sabor a sal.
- ¿Tomamos el sol un rato y descansamos?
- Me parece una buena idea.
Volvimos a las toallas después de recoger los bañadores y quitarles un poco la arena en el agua. Seguiamos solos así que no hacía falta que nos los pusiéramos.
Mezclados, nos empezamos a poner protector solar unos a otros. Aprovechando así para seguir sobándonos y acariciándonos. También besábamos la boca que nos pillaba más cerca.
Ellos me contaron que comenzaron a follar al poco de empezar a hacerse pajas. Eran amigos de toda la vida y estaba muy claro que sabían disfrutar juntos.
- Podéis venir a mi casa cuando os apetezca seguir follando y tengáis otro sitio.
- Nos gustaría pero solo estamos de vacaciones. nos vamos en unos días.
- Bueno, me ha encantado estar con vosotros. Si estos días queréis repetir ya sabéis.
- ¿Te rindes tan pronto? Yo vuelvo a tener la polla dura y estos también.
- A mi también me habéis vuelto a poner cachondo.
Todos estábamos preparados para una segunda vuelta. Esta vez sobre las toallas. Alex quiso probar mi rabo y se subió sobre mi cadera para cabalgarme. Dani se sentó en mi cara, tenía ganas de probar el semen de al menos uno de ellos en mi boca y sujeté su cara para que no se fuera hasta correrse.
Chupé sus huevos y culo, desde luego su polla hasta lo más profundo que pude. Mientras notaba como un culo estrecho apretaba mi rabo. Mario no se había separado mucho y le daba su nabo a lamer a Dani.
Yo me corrí en el culo que me estaba montando. Cuando Mario y Dani se iban a correr los dos pusieron sus glandes en mi boca dejando toda su lefa en mi lengua. Después se inclinaron para besarme y de forma alternativa compartir su propia lefa.
Eran unos chicos muy morbosos, mientras duraron sus vacaciones nos vimos algunas veces más. Incluso en mi casa se pudieron quedar algunas noches. No hemos podido vernos más veces aunque mantenemos en contacto por Internet.
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