jueves, 1 de abril de 2021
Suegra voyeur
Follando con mi novio nos descubre su madre. Mi suegra es joven y esta muy buena. Nos hemos visto unas cuantas veces y nos... No voy a decir que nos llevemos bien pues no tenemos tanta relación, pero Sara siempre se ha mostrado simpática conmigo las veces que nos hemos visto.
Divorciada y elegante hace su vida sin prestar oídos a lo que piense la gente de ella. Mi novio ha salido a ella, guapo, lo suficiente, no muy musculoso pero pero con un bonito cuerpo delgado y fibrado. Y de mí él dice que soy preciosa pero sin halagos de novio, aunque unas tetas y un culo prietos firmes y duros y una cara resultona no me los discute nadie.
Follamos claro, donde y cuando podemos como todos los novios, su coche o el mío o nuestras habitaciones, cuando no estaban nuestros padres. Y como extra cuando disponíamos de dinero en un hotel o de vacaciones en un camping.
Como un montón de chicas yo hacia tenido mis pinitos con alguna amiga, morreos y magreos a las de un momento raro y bello experimentando sobre todo. Así que no me consideraba lesbiana, ni siquiera bisexual aunque me gustaba el bello espectáculo de la madre de mi chico con sus atuendos a veces mas provocativos y sexys que los míos luciendo su bien bronceada piel y sus carnes duras y bien colocadas.
Su cuerpo era una bonita imagen y yo apreciaba su belleza. Un sábado noche después de unas copas fuimos a su casa cachondos y con ganas de revolcarnos sudorosos en su cama. Su madre había quedado con su ligue del momento y no esperábamos que volviera hasta la mañana siguiente. Así que podíamos follar tranquilos.
Ya en el coche y subiendo en el ascensor sus manos no se separaban de mi cuerpo apenas cubierto por un escaso vestido de lycra muy pegado y un tanga minúsculo. Y mi boca seguía a la suya buscando la humedad de su lengua con la mía. Mi pulso estaba acelerado por la excitación y en cuanto cruzamos la puerta tiré de su camiseta acariciando su suave piel pálida y sudorosa, afiebrada como la mía. Mario intentaba con toda su maña bajarme el tanga aunque yo juguetona le hurtaba mi cadera.
Me giré y hui hacia su dormitorio enseñando mis nalgas bajo el recogido vestido. Allí fue donde le permití que me lo quitara, el tanga, pero sin desprenderme de las sandalias de tacón. Me tumbé boca arriba en su cama tras bajarle el pantalón de un tirón justo por debajo de su blanco y duro culo que a mi me encantaba amasar. Tendida le alcancé uno de mis pies para que lo besara y lamiera, empezando por los dedos.
Lo que sabia que a mi me pondría aun mas caliente. Se deshizo de una de mis sandalias lamiendo con habilidad entre mis dedos chupándolos uno a uno metiéndolos en su boca. Lamiendo la planta sin importarle que yo me retorciera por las cosquillas y consiguiendo así que mi vestido escalara aun mas por mi anatomía descubriendo mi vientre.
Yo misma me amasaba los pechos que rebosaban por el escote, pellizcando los pezones y haciendo que se marcaran bien en la fina tela pues no me había puesto sujetador.
Mario subió despacio por mi depilada pantorrilla y el interior de mis muslos sin separar la lengua de mi piel. Cuando por fin la clavó entre los labios de mi vulva apoderándose de mi clítoris gemí y aullé de placer derramándome en el primer orgasmo de la noche.
Sabia como lamerme levantando a veces las piernas hasta mi pecho para deslizar la lengua por el culo hasta clavarla en mi ano sin parar ni un segundo. Tan concentrado estaba en su tarea arrancándome orgasmo tras orgasmo y yo disfrutándolos que no oímos el ruido de la puerta de la calle abriéndose y sin darnos cuenta que habíamos dejado la del dormitorio sin cerrar.
Así hubo un momento en que abrí los ojos y vi a su madre apoyada en el marco de la puerta vestida con un pequeño top y un mini short que mas parecía micro disfrutando del espectáculo de las bonitas nalgas de su hijo desnudas por el pantalón a medio quitar, la cara enterrada entre mis muslos, mis manos sobando mis tetas asomando por el escote y mi cara de gozo, disfrutando.
Me llevé el susto de mi vida pero verla ahí enfrente con un oscuro pezón asomando a un costado de la pequeña prenda y una mano dentro del short sin ninguna duda masturbándose. Hizo que mi calentura se disparara aun mas si eso era posible y sonriéndole a ella me callé como puta.
Enganché el tacón que me quedaba puesto en el pantalón de mi novio y estiré la pierna para bajarlo mas. Él captó la indirecta y sin separar la cara de mi coño terminó de desnudarse arrastrando con el pantalón su pequeño slip.
Sara vio al fin el badajo que su hijo se gastaba, duro, colgando entre sus muslos. Y los huevos bien depilados como a mi me gustaban para poder lamerlos sin pelos en la lengua.
Ella dejó caer su short al suelo dejándome ver a mí el mínimo tanga echado a un lado y su pubis perfectamente depilado con dos dedos entre los labios de su vulva.
Le hice un gesto para que se acercara y al principio se hizo la reticente supongo que pensaba que no estaba bien participar en esa diversión con su propio hijo.
Pero tenia que estar muy cachonda y terminó por acercarse. Despacio como un animalillo asustadizo se fue aproximando. Cuando llegó a mi lado sustituí sus dedos por los míos masturbando a mi suegra lo mas profundo que alcanzaba.
Su lengua se enredó con la mía y ahí fue cuando Mario se dio cuenta la compañía que teníamos.
No se si por el pedo que teníamos o lo cachondos que estábamos los tres pero la delirante situación no nos parecía extraña y continuamos los tres con la faena iniciada. Mi otra mano se separó sola de los caballos de mi novio para apoderarse de una de las duras tetas de su madre, algo mas grandes que las mías.
Apartando la pequeñez de su top para acariciar su piel desnuda y suave. Estorbándola cuando se lo quitó. Así estábamos mi suegra con el tanga mojado y apartado a un lado ayudándome a sacarme el arrugado vestido por encima de la cabeza mientras su hijo seguía comiéndome el culo desnudo del todo y a cuatro patas entre mis muslos.
Me moría por tener su polla dentro y tirando de él lo subí para que me la clavara. Sosteniendo su pecho con mis brazos y así dejarle espacio de maniobra a Sara que se estaba comiendo mis pezones a mordisquitos.
Me la metió despacio como a mi me gusta haciéndome notar el glande abriéndose paso en mi encharcado coño.
A su madre le dije que se arrodillara sobre mí y cuando lo hizo a la altura de mi cabeza le demostré a Mario que no era el único allí que sabia comer coños.
Enseguida noté el jugoso sabor de sus corridas en mi lengua, que pasaba por sus labios, buscaba su clítoris o se clavaba lo mas posible en su vulva.
Mario a su vez había empezado a prestarle parecidas atenciones al precioso culo de su madre mordisqueando sus nalgas que me pidió que abriera con las manos para poder lamer la raja y el ano a su gusto.
Por los gemidos que escuchaba no debíamos hacerlo del todo mal. Que te coman a dos lenguas, dos bocas dándote placer es de lo mejor que una puede sentir.
Mario no había perdido el agarre en mi agujero y me follaba suave para no perder el resto de los placeres. Apenas habíamos intercambiado palabra temerosos de romper la magia del momento pero los cuerpos hablaban por si mismos el lenguaje del placer.
No podía imaginar el morbo que ellos debían sentir en ese momento de incesto. Yo me había corrido ya no se cuantas veces y aun notaba la polla dura de mi novio dentro. Y a la que le quedaba todavía un buen rato seguía sin separar la lengua de la piel de mi suegra, fui bajando a mi suegra a base de brazos sobre mi cuerpo.
Conseguí apoderarme de sus hermosos pechos con mis dientes mientras su cadera estaba encajada entre nuestros vientres. Mario captó mi indirecta y sacó su pene de mi vulva para abrir con él los labios de la de Sara.
Abrió la boca y soltó un jadeo notando como esa polla fraternal entraba en ella dulce y despacio.
Su jadeo lo acallé con mi lengua aun con el sabor del coño de ella. No le importo compartirlo conmigo. Me escurrí por debajo de ellos para que mi suegra pudiera lamer mi chochito y lo hizo con una maestría que me hizo sospechar que yo no era la primera chica que se comía y a la que se follaba.
Esa lengua de madura juguetona escarbaba entre mis labios penetrando lo mas que podía y chupando mi clítoris al ritmo que le marcaba la polla de su hijo. Este la sujetaba con fuerza por la cadera y se la follaba como si quisiera volver a entrar por el sitio por el que había salido. Dándole en el proceso a su querida y hermosa madre los orgasmos que parecía necesitar.
Pero yo sabia lo que le gustaba a Mario y para darle el gran final que se merecía me coloqué a su espalda y con una mano le agarré los huevos y con un dedo de esa misma mano acariciaba el clítoris de Sara dejándome llevar por sus movimientos.
Mientras clavé la cara entre sus blancas nalgas y lamí su ano hasta que se derramó, llenando el coño de su madre. En ese momento en el que se separaron yo me puse a lamer su vulva rezumando el semen recogiendo todo lo que pude de ese manjar con la lengua.
Los dos buscaron mi boca con las suyas para compartir entre los tres esos sabores de sexo en un beso a tres leguas. No solté el culo de mi suegra pues no quería que ella nos dejara y necesitaba algo mas de explicación.
Al contrario en vez de abandonarnos nos propuso trasladar la juerga a su cama que era mas grande y cómoda que la de Mario.
Nos contó que había discutido con el fulano con el que había salido y que a su vuelta a casa cachonda y necesitada nos encontró follando y no pudo resistir el pajearse mirando el espectáculo que dábamos sin querer. Ademas que hacía tiempo que no podía admirar la polla de su hijo. También tuvo que admitir que yo no era la primera chica con la que hacía el amor.
Este también confesó que que le encantaba el voluptuoso cuerpo de su madre. Que se había hecho un montón de pajas pensado en ella y que la deseaba como mujer sin dejar de quererme a mi por supuesto.
Yo tuve que confesar mis deseos y mis experiencias bisexuales y el por qué tenía tantas ganas de probar ese coñito.
Mientras conversábamos desnudos tomando unas copas nuestras manos no dejaban de acariciar el cuerpo de los otros.
Sara me acaricia el clítoris con suaves dedos mientras con la otra mano no había soltado la polla de Mario.
Yo seguía mimando sus perfectas tetas por que le había dejado a mi novio el depilado coño de su madre. Nos calentábamos despacio preparándonos para un segundo asalto.
No hemos dejado de compartir su cama además de que ahora no tenemos que escondernos para follar.
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