miércoles, 16 de diciembre de 2009

Novios - Pura y virgen, aunque...

Novios - Pura y virgen, aunque...



Pura y virgen, aunque desde luego no me han faltado las tentaciones soy morena con el cabello largo y rizado, me llaman guapa aunque para mi gusto tengo la nariz y los labios demasiado finos me gustaría tenerlos mas llenos mas gruesos, mas voluptuosos. Los ojos profundos y negros como la noche, mi cuerpo tiende a delgado, el cuello fino sobre unos hombros quizá un poco huesudos, los pechos firmes, duros prietos de talla pequeña pero que se excitan solos cuando me los acaricio en mis masturbaciones solitarias, el vientre plano con los músculos marcados, soy de caderas mas bien estrechas y nalgas firmes redondeadas y sobresalientes, los muslos largos y delgados, blancos como el mármol y el pubis cubierto por un frondoso vello moreno y rizado se excita solo con pensar en un bello cuerpo masculino y chorrea mojándome las braguitas.

Para cuando tuve mi primera experiencia sexual había procurado informarme, leer sobre el tema, ver algunas películas y revistas. Así que una hermosa tarde de un domingo de primavera decidí que ya era hora de rasgar el himen, de probar el placer del sexo. Como preparación me depilé entera incluido el pubis, sin dejar un solo vello, me excitaba ver mis labios así de expuestos.

Aprovechando un paseo en coche con mi novio, un chico muy guapo con un cuerpo delgado no muy musculoso pero bien definido. Hasta ese día lo único que le había permitido eran los morreos habituales y que me metiera mano, me había dejado acariciar lo pechos, que al ser tan sensibles me habían ya provocado algún orgasmo con él. En agradecimiento yo le había masturbado algunas veces y me encantaba sentir su rabo endurecerse en mi mano, al mas leve roce o ver saltar el esperma de su punta, lo tiene circuncidado y sensible. y aunque nunca lo había tocado con mis labios me moría de ganas de probarlo.

Me había puesto una falda especialmente corta y mis muslos al descubierto sobre el asiento estaban diciendo: -acariciame- el solía poner su mano en mi rodilla cuando conducía pero ese día la aprisionaba entre mis muslos calientes cuando él no la necesitaba para cambiar de marcha. Yo era la que decidía aunque él no tardó en darse cuenta de que algo especial pasaba pero es muy tímido. Logramos encontrar una bella pradera de fina hierba escondida, Allí me cogió por la cintura que el top ajustado dejaba al descubierto y me dio un primer beso como todos los suyos tímido sensual, un roce leve de sus labios sobre los míos. Estaba lanzada, le deseaba con todo el calor de mi coño depilado.

Puse una mano en su culo y sin aproximarlo a mi con la otra le desabroché el cinturón y los pantalones, acaricié su pene por encima del slip, lo tenia bien erecto. Me encanta su reacción ante mí. A mi orden se quitó los pantalones y la camisa y se arrodilló en el suelo ante mí. Metió la cabeza debajo de falda y acariciándome la parte posterior de los muslos hasta las nalgas. El pobre que iba de sorpresa en sorpresa se las encontró desnudas, ese día me había puesto un tanga cosa que nunca hago con falda. Me encanta que me acaricie el culo sus manos fuertes me amasan las nalgas de una forma maravillosa.

Me bajó el tanga deslizándolos por mis piernas hasta sacármelo y comenzó a besarme el coñito que se encontró sin un solo pelo, solo roces suaves, su lengua daba toques rápidos en mis labios expuestos que se abrieron de una forma natural para permitirle besar el clítoris. Su lengua cada vez mas atrevida intentó penetrar la vagina lo mas posible aunque en esa postura era difícil. Pronto sentí primer orgasmo sentía mis jugos resbalar por su barbilla aunque él tenia la lengua muy ocupada y no paraba recorrer con ella mi vulva. Lo puse de pie izándolo de los brazos y mientras lo besaba en la boca sintiendo mi sabor en mi lengua, me sacó la camiseta para poder acariciarme los pechos, suaves masajes como a mi me gustan acariciando los pezones alrededor arañándoos suavemente. Ahí me incliné para quitarle el slip blanco y le hice tumbarse en la hierba, desnudo, me quedé contemplando su belleza unos instantes y me hubiera gustado fotografiarlo así.

Me coloqué entre sus piernas para hacerle la primera mamada de mi vida Luego él me confeso que ya le habían hecho alguna mas, pero era tan tierno que podía perdonárselo. Lamía su tronco o le daba besos con los labios cerrados, acariciaba sus testículos con la punta de la lengua o por fin tras hacérselo desear me metía el glande en la boca apretándolo contra el paladar o iba de arriba abajo apretando los labios alrededor del tronco, no en vano me había informado bien. él tenía que pasárselo tan bien como yo Quería hacerle gozar a base de bien. no paré hasta sentir el semen saltándome a la garganta y saboreandolo con la lengua bebí aquel jugo dionisíaco. Me puse en pie con un a cada lado de su cuerpo y dejandole ver bien el coñito completamente depilado me saqué la falda que me quemaba sobre las caderas, meneandolas en un sugestivo baile sensual para conseguir de nuevo esa dureza que buscaba. Sin tocárselo veía como se enderezaba como una pequeña serpiente reptando sobre su vientre mientras yo le mostraba mi lado mas sensual, acariciándome los pechos o masturbándome cerca de sus ojos. Recorriendo toda mi piel con mis propias manos.

Cuando por fin se puso duro saqué un condón de mi bolso y yo misma se lo coloqué sintiendo como terminaba de endurecerse en mis manos. Incluso le puse un poco de gel lubricante para hacer mi desfloración lo mas indolora posible, sujetando el tronco con una mano me senté encima de su polla con cierta violencia. Quería terminar con ello lo más pronto posible. El dolor fue leve y pasajero, el desgarro del virgo rápido y solo un poco de sangré marcó el asunto, debía tenerlo bien ejercitado por mis masturbaciones. Aun así me quedé quieta sentada unos instantes sobre sus caderas para sentir por fin el ansiado rabo en mi interior, duro palpitando bajo mis propias contracciones. Casi conseguí un orgasmo así, simplemente sintiendo su polla. Pero me puse a moverme rápido, fuerte mis caderas subían y bajaban sin descanso y pronto sentí ese delicioso orgasmo antes presentido. Seguí moviéndome consiguiendo correrme varias veces antes de sentir como se llenaba el preservativo de su semen.

Reclinada sobre su pecho descansamos sin sacármela del coño quería sentir como se ponía blanda dentro de mi. Ella sola se deslizó fuera al perder su consistencia. y al separarme la contemplé cubierta con mis jugos y mi sangre, el condón lleno de su esperma. Todavía conservo ese preservativo como una extraña prueba de la pérdida de la inocencia. Sabía que mi chico podía con más. Si solo con mis manos podía levantársela hasta tres veces seguidas, que no podría hacer con todo mi cuerpo desnudo. Volví a lamérsela volví a sentir cómo se ponía dura esta vez encerrada entre mis labios, acariciada con la lengua y con los dientes que de una forma suave también participaban. La notaba crecer y recuperarse hasta que no me cupo en la boca. Hasta que volví a lamer sus testículos o la punta del circuncidado glande.

Quería perder todas mis virginidades y esa tarde soleada ya había caído la de mi boca y la de mi coñito, solo me quedaba una y también quería perderla con él. Volví a coger el tubo de lubricante y le puse una generosa porción sobre el pene, él no sabía lo que le esperaba, me miraba hacer con los ojos saliendole de las órbitas mientras mis manos lo extendían por el tronco de la punta a los huevos. Luego volviéndome de espaldas para que pudiera contemplarlo a gusto con otra generosa porción en mis dedos me lo extendí por la raja del culo bien abierta, bien expuesta, hasta introducirmelo en el ano, con dos dedos, profundamente como ya lo había practicado a solas en la ducha. El podía contemplar a gusto mi expuesto ano entre las duras y bien abiertas nalgas y un poco mas abajo el coñito abierto que había desflorado y mis manos recorriendolo todo, acariciándolo.

Conocía mis límites y esa tarde estaba dispuesta romperlos todos, lo deseaba dentro de todos mis agujeros Arrodillada en el suelo y con la cara apoyada en la hierba sin sacarme los dedos del ano le pedí -vamos, follamelo- No se hizo mucho de rogar, se coloco tras de mí y lentamente me penetró con su rabo duro. El lubricante colaboraba pero aun así me dolió, Aunque el placer que estaba sintiendo lo compensaba de sobra. Tierno y despacio se movía dentro de mí acostumbrándome despacito a la nueva sensación de tener su rabo duro, caliente y vivo en el ano. Girando la cabeza lo veía con la cara desencajada mientras yo apretaba las nalgas para exprimirle la polla todo lo que podía. pretendía dejarlo seco, rendido a mis pies, mi culo, mi coño, mi boca. Casi me pilla de sorpresa la explosión de placer que estaba sintiendo a pesar de que yo misma me penetraba el ano con frecuencia en la ducha. Sus manos recorrían sin descanso mis nalgas y mi espalda.

Acarciándome sin descanso. Después de dos orgasmos tardaba en correrse pero no le dejé sacármela aunque se estuviera despellejando las rodillas siguió follándome el culo hasta que explotó en él. Se derrumbó encima de mi y yo recibí su peso en mi espalda agradecida del placer que me estaba dando. Rodamos sobre la hierba abrazados. Las rodillas verdes de clorofila y su rabo manchado de casi todos mis jugos. lo contemplaba admirada de su belleza con el cabello revuelto y desnudo y cansado.

Desde luego quería probar con él todo lo que había leído o visto en os vídeos alquilados pero tendría que ser otro día pues no parecía que se le volviera a levantar esa tarde. Pero aún tenía reservado otro juego más. Quería travestirlo verle con mi ropa y yo ponerme la suya. El accedía a todos mis deseos y consintió en ello. Nos costó acomodar sus genitales en el tanga de chica aunque la falda sobre sus caderas le sentaba bien gracias a su delgadez y las piernas largas y los muslos delgados, al top le hacía falta un poco de relleno lo que solucioné ene ese momento
con una pañuelos, para futuras ocasiones ya buscaría algo mas propicio. incluso lo maquillé ligeramente con mi carmín, apenas se reconocía en el retrovisor.

Le hice pasear ante mí para contemplarlo a gusto, incluso caminó de puntillas meneando las caderas pues desde luego fue imposible que se metiera en mis sandalias de tacón. Luego fui yo la que me puse su ropa. Mis pechos se marcaban a través de la fina tela de su camisa dandome un toque andrógino, pero con el cabello recogido podía haber pasado un chico guapo y confuso sobre su sexualidad. Haciéndome pasar por un ardiente amante y el una tímida señorita lo desnudé yo acariciando todo su cuerpo de nuevo, besando sus pechos y mordisqueando sus pezones cuando le saqué el top o lamiendole el ombligo. y lo mismo hice con sus bellas y duras nalgas antes de quitarle mi tanga. A la vez yo me iba arrancando la ropa como el impaciente muchacho de mi papel.

Cuando por fin lo tuve desnudo se tumbó boca abajo entre mis muslos y volviendo poner en acción sus dedos y lengua me acarició el coñito de nuevo y hasta que no me consiguió dos nuevos orgasmos no lo dejé descansar revolviendo su cabello. Ahora estamos casados y hemos añadido a nuestros juegos múltiples variantes yo sigo siendo la calentorra que pretende estar informada de las novedades y aunque él ha perdido parte de su timidez sigue siendo encantador Incluso hemos invitado a unirse a nosotros a algunos amigos y amigas.

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