sábado, 29 de abril de 2023
El gay, su novio y su prima.
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Pareja gay liberal que invita a la prima a una tarde de piscina.
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- Oye cariño, tengo que ir a ver a mi prima uno de esos días.
- ¿Quien? ¿La buenorra?.
- Si, Natalia. Pero... ¿Crees que está buena?.
- Con esas tetas como obuses y esa cadera. No tendría ojos en la cara si no me hubiera dado cuenta. ¿Te extrañaría que no me quedase embobado con su culazo?.
- No está nada mal, tendríamos que invitarla a cenar.
- A la piscina mejor. Pasamos la tarde con ella y disfrutamos del espectáculo de verla en bikini. Y luego la llevamos a cenar o a donde surja.
- Ya veo por donde vas. Y por cierto ella dice que tú también estas muy bueno. Que tengo suerte de tener un novio tan guapo.
- Se lo agradeceré en cuanto la vea. Habla con ella y quedamos en pasar a recogerla por su portal.
¿Me explico mejor?
Desde joven se me notaba cierta pluma y que me gustaban los chicos así que entre mis amigos y en mi familia que se lo tomó bastante bien me encasillaron como gay.
Pero no todo es tan simple, el que me atrajera comerme una polla dura y hacer de todo con el cuerpo de un chico guapo no quitaba para que me gustara hacer lo mismo con una mujer. Tengo cierta vena bisexual.
Es absurdo, cuando en el pasado otros habían tenido que esconder sus relaciones con hombres, yo casi tenía que mirar sobre mi hombro cada vez que estaba con una chica.
Pero estoy divagando, ya llevaba de pareja y conviviendo con un chico, Alex, más de un año. A mi me parece muy atractivo, simpático, dulce y cariñoso. Y sobre todo es muy lascivo. Por todo eso estoy con él.
Nos "com-penetramos" muy bien, en absolutamente todos los sentidos. Ambos somos lo suficientemente liberales, libres de celos y con la confianza como para haber invitado alguna vez a una tercera, o cuarta persona a compartir nuestro lecho.
Además los dos tenemos el buen gusto de admirar y desear un cuerpo femenino de vez en cuando. Así que en ocasiones en nuestros tríos también participaban chicas.
Ese diálogo sobre mi prima habría sucedido mucho antes si ella viviera en nuestra ciudad, pero solo estaba de vacaciones en casa de sus padres. Aunque mi novio si había visto fotos de ella.
Es vox populi aquello de que a la prima se le arrima, pero con mi fama en la familia esa ocasión no se había llegado a dar nunca. De todas forma siempre me había llevado muy bien con ella.
Ni que decir tiene que cada vez que nos veíamos yo me perdía en su canalillo o en la firmeza de sus nalgas apretadas en sus vaqueros ajustados. Por no hablar de las veces que la había visto en alguna boda o bautizo con esos vestidos sexis que las chicas se ponen en esas ocasiones. Luciendo escote, su espalda torneada, las nalgas poderosas o sus preciosos muslos.
Pero como todos mis parientes ella pensaba que mi gusto era otro muy diferente. ¡Ah! si ella hubiera sabido. Supongo que de alguna de mis miradas si que se habría percatado, pero nunca llegué a saber que pensaba de ellas.
Como mi novio estaba de acuerdo le mandé un wassup a Natalia que se entusiasmó con la idea de pasar en remojo el día de calor. Como todos estábamos de vacaciones fue fácil quedar en día de diario cuando la piscina a la que solíamos ir estaría muy tranquila.
A una hora razonable, no le íbamos a hacer madrugar, nos planteamos ante el portal de mi tia. Cinco minutos más tarde su impresionante figura salía por la puerta. Creo que ambos nos quedamos con la boca abierta y las pollas duras al verla.
Venía con un reducido minishort vaquero luciendo los bronceados muslos. Y una camisa solo anudada bajo los pechos, sin ningún botón. Y parecía que debajo de ella no traía nada.
- ¡Hola! . Primo. ¿Cuanto tiempo?
- Hola preciosa. Demasiado, pero como te has ido a trabajar fuera.
- Ya que este impresentable no dice nada. Yo soy Alex su novio.
- Eres aún más guapo de lo que me habían contado. Como has podido deducir yo soy Natalia.
- ¿Qué lenguas viperinas te habrán hablado de mí? y ¿qué maldades te habrán dicho?.
- Todo bueno puedes creerme. Parece que en la familia te aprecian mucho por hacerle feliz. ¿Me dejáis subir?.
Alex como todo un caballero salió del vehículo para abrir la puerta.
- Por supuesto, cielo.
Se sentó en el medio del asiento de atrás. Yo podía ver por el retrovisor, sus piernas y su pubis apenas cubierto por una estrecha tira de tela vaquera. Si andaba así por la calle estaba deseando ver su bikini.
Aunque me, perdón, nos moríamos por ir con ella al vestuario nosotros pasamos al de chicos. Aprovechando que estábamos solos de inmediato nos lanzamos el uno contra el otro para comernos los morros. Estábamos calientes por la situación con Natalia.
Dispuestos a mantener la excitación nos desnudamos el uno al otro antes de sacar los bañadores de natación pequeñitos y ajustados de la mochila. Para cuando llego el momento de ponernoslos ambos teníamos las pollas duras como piedras.
Habíamos echado un vistazo al césped según entrábamos y no había apenas nadie. Y las mujeres que estaban la mayoría hacían top less. Así que para no gastar más tiempo nos las colocamos, las toallas no seáis mal pensados, hacia un lado y salimos marcando paquete. Pensábamos que a mi prima no le importaría.
No por esas fuimos los primeros en salir. Natalia aún tardó unos momentos más y no es que fuera por que tuviera que ponerse mucho encima. Apenas un tanga muy reducido y desde luego nada de sujetador.
Los dos nos quedamos con la boca abierta al verla así. Los rabos se pusieron aún más duros si eso era posible. Al menos el mío. Y desde luego a ella le encantó nuestra reacción.
- Vaya chicos parece que os gusta lo que veis.
-¿A quien no le gustaría?, prima, se la podrías levantar a una momia.
- Pero según decían las marujas de la familia a vosotros no os interesaban estas cosas.
Y según decida eso de llevo las manos a las tetas para amasarlas y pellizcarse los pezones. Nos estaba provocando completamente a propósito. Y nosotros bailábamos al son que ella tocaba. Mientras charlábamos estábamos buscando un sitio donde poner las toallas.
- Natalia, no te creas todo lo que dicen. Ya conoces el refrán: cría fama y échate a dormir. Eso nos ha pasó a nosotros.
-¿Así que no sois tan gays como me han contado?.
- Somos de mente abierta, aunque estemos juntos nos gusta disfrutar. Eso sí o lo hacemos todo juntos o nos contamos todo lo que pasa con pelos y señales.
- Bueno los menos pelos posibles, como vas vamos siempre bien depilados, del todo.
Bromeé. Para entonces ya habíamos levantado el campamento a la sombra de un árbol y algo apartados del resto de la gente. Para estar más tranquilos.
- Pues que suerte he tenido. Entonces.
- ¿Por qué lo dices?.
- Chicos, sois lo que llevo buscando una buena temporada y no había encontrado. Y al ver como reaccionasteis al verme en tetas me hice ilusiones.
- Y ¿Qué buscabas?.
- Dos hombres con los que pasar buenos ratos que no tengan miedo de tocarse. Más bien que les guste. Quiero veros juntos.
- Prima, y nosotros te deseamos a tí. Si llegamos a saberlo antes nos saltamos el día de piscina.
- Bueno, jugar aquí también puede ser instante. Alex, ¿me pones bronceador?.
- Pues claro, nena. Entonces también te pone que te vean jugar.
Yo veía como mi novio le sobaba todo su precioso cuerpo a mi prima cada vez mas cachondo y con la polla más dura. En ese momento tenía sus nalgas bien agarradas y les daba un fuerte masaje.
- No es exactamente que me vean, sino más bien provocar en un sitio público y con el riesgo de que me, nos, pillen.
- Yo creo que me voy a nadar un rato para refrescar las.... ideas. O me voy a correr aquí mismo solo viendo como os estáis metiendo mano.
- Vamos primo, ¿no quieres ponerme crema en las tetas?.
- Desde luego. No me perdería esa oportunidad por nada del mundo. Pero también quiero echar un vistazo por ahí a ver lo que hay. ¡Guárdame algo!.
- No lo sé. Alex tiene unas manos mágicas.
- Lo sé.
Me levanté de la toalla como buenamente pude y me fui hacia la piscina. Pasé ante la socorrista y la saludé amablemente. Es un chica delgada, fibrada, muy fuerte, a la que ya conocíamos.
Se fijó en la dureza de mi instrumento y me salido con una pícara sonrisa.
- Hoy habéis venido bien acompañados.
- Es mi prima. Conociéndote no se si será buena idea presentártela.
- Queréis aprovecharos vosotros solos de ella. ¿No?.
- Más bien, ella de nosotros. Pero ya veremos como sale la tarde.
Sin más palabras me lancé de cabeza al agua para relajar cierta parte de mi anatomía que llevaba muy tensa toda la tarde. Era eso o pillar un dolor de huevos del tamaño de un portaaviones.
Hice unos largos esperando a perder algo de la consistencia acumulada. Al menos dentro del agua no había gran cosa que mirar.
Cuando regresé al césped era mi novio quien, tumbado boca abajo, recibía las atenciones de mi bella familiar. Natalia sentada sobre sus nalgas le estaba dando un masaje en la espalda. Mi chico ronroneaba como un gatito.
- Veo que lo estás disfrutando.
- Tiene unas manos mágicas. Te toca.
Mi prima se levantó para dejarle salir de debajo. Y yo ocupé esa posición, más relajado y con el culo apuntando al cielo. Que fue donde ella se sentó. Notaba la caliente y suave piel de la cara interna de sus muslos rozando mis costados.
Un segundo más tarde sentía sus manos extendiendo el bronceador por mis hombros, omóplatos, la línea de la columna y mis riñones. Casi me derrito cuando se inclinó y lo lo que noté fue el roce leve de sus pezones en la piel de mi espalda.
Rozando mi oreja con sus labios, juguetona saco la legua para deslizarla por mi oído. Me dijo bajito.
- Primo, esto teníais que hacerlo vosotros, y yo esta viéndolo.
- No te preocupes tenemos toda la tarde y la noche. Y espero que muchas más. Mientras fijate en aquella parejita del rincón, como se están metiendo mano.
- Ya veo por qué venía a esta piscina. Hay buen espectáculo. Detrás de nosotros hay un par de chicas que se están dando mucho cariño.
- Ya las vi. ¿Sabes que has llamado la atención de la socorrista?
- Es muy mona. ¿Os la habéis follado?
- Algo así. Yo he conseguido hacerle un cunnilingus en el botiquín y Alex y ella se estuvieron dando el lote en las duchas mientras yo vigilaba. Aunque queremos invitarla a cenar un día en casa.
- No perdéis comba, por lo que veo.
- Ya te dijimos que nos gusta pasarlo bien.
Alex se había sentado a nuestro lado con las piernas cruzadas. Así que con la cabeza apoyada en los antebrazos y girada en su dirección veía perfectamente su durísima y preciosa polla con el glande asomando por una pernera del escueto bañador.
Nos sonreía descarado mientras de vez en cuando le echaba buenos vistazos a las dos jóvenes que se hacían cariños a nuestra espalda.
- Vamos al agua.
Nos dijo. Y aunque a con el masaje a mi me había entrado la flojera conseguí levantarme y seguir las duras y desnudas nalgas de mi prima hasta la piscina.
Se lanzó con una clavada perfecta y empezó a cruzarla s buena velocidad. Nosotros nos tiramos tras ella y la seguimos hasta apresarla entre nuestros cuerpos en la zona donde no cubre.
Situada entre nosotros, aprovechamos para pegarnos a ella. Alex enfrente y yo a su espalda pegando mi dura polla a sus, por no repetirme, diría que pétreas nalgas.
Pasé las manos por delante y me agarré a sus tetas. Mi novio se nos juntó más y eso presionó más mis manos contra esa dura y suave carne. Seguro que su pene apoyado en el pubis de Natalia estaba tan rígido como el mío.
Empecé a besar su cuello y su nuca a la vez que escuchaba sus primeros gemidos. Alex los acallaba metiendo la lengua en su boca y cruzándola con la de Natalia.
Menos o mal que no había mucha gente en el agua. Y los que había estaban nadando o entretenidos en sus propios juegos. Así que nadie, excepto nuestra amiga la socorrista, nos prestaba mucha atención. Pero no nos importaba que ella nos viera.
- Me tenéis muy cachonda par de cabrones. Pero lo que yo quiero es veros juntos a los dos.
Para obedecerla o por lo menos hacer algo de lo que nos pedía nos dimos un jugoso beso por encima de su hombro. Incluso cruzamos las lenguas fuera de las bocas y dejamos caer saliva sobre su suave piel.
- Esto está mejor.
Para animarnos un poco más ella le agarró la polla por encima del bañador a Alex. Acallé sus jadeos con mi lengua mientras se corría con la caricias de mi viciosa prima.
Alex para compensarme fue el que apretó mi rabo contra las duras nalgas de Natalia hasta que me derramé en el agua. Los dos dejamos nuestro semen flotando por allí.
Seguimos jugando un rato más sin dejar de rozarnos y tocarnos. Pero al rato salíamos de la piscina para volver al césped. Aún estábamos más calientes que cuando nos metimos en el agua.
Volvimos a aprovechar el bronceador como excusa para acariciarnos. Pero Natalia se empeñó en que nos lo pusiéramos el uno al otro mientras ella solo miraba y se acariciaba así misma. Podíamos ver como ella pasaba sus manos por el escote, los pechos y el vientre.
Al cabo de un rato más calientes que las fraguas de Vulcano decidimos ir a casa y seguir con esos juegos esta vez en nuestra enorme cama. Y ya sin los bañadores.
En el trayecto Natalia volvió a sentarse sola detrás mientras nos animaba a darnos cariño. Conducía despacio para no pegármela. Pero en cada semáforo acariciaba el muslo y el paquete de mi novio. Alex en cambio deslizaba suave sus dedos por mi pecho.
Ya en casa fuimos perdiendo por el pasillo la poca ropa que nos habíamos puesto encima para volver de la piscina. Nos la arrancábamos los unos a los otros sin preocuparnos de colocar ninguna prenda.
Mi camiseta y bermudas quedaron en la entrada cuando los dos tiraron de ellas y las arrojaron al suelo. Como debajo no me había puesto nada en los vestuarios mi polla dura apuntaba al frente.
La camisa de mi prima salió casi sola en cuanto le di un tirón al nudo que la sujetaba bajo sus tetas. Y Alex le fue bajando el minishort por sus muslos interminables dejándola únicamente con un microscópico tanga de encaje muy sexi.
Alex apenas tardó unos segundos en estar tan desnudo como yo pues Natalia quería ver al completo su depilada polla. La acarició con suavidad como queriendo comprobar su dureza.
En realidad todos nos acariciábamos suavemente recorriendo la piel de los demás con las yemas de los dedos. Manteníamos la excitación al máximo.
Natalia dio un paso atrás dejándonos a los dos juntos mirándonos de frente. Tan cerca que los glandes se rozaban. Continuamos el acercamiento hasta pegar nuestros labios en un nuevo beso lascivo. Y todo ante los atentos ojos de mi prima que no pedía detalle.
Ya puestos teníamos que darle un buen espectáculo. Aunque dudaba que ella se resistiera a no participar. Seguimos cambiando saliva de una boca a otra. Nuestras manos recorrían despacio con cariño y mimo la piel del otro.
Despacio nos fuimos desplazando hacia el lecho. Cuando mis corvas dieron con el colchón me limité a tumbarme de espaldas y dejar que mi chico me diera placer con su lengua y dedos.
Suspirando y gimiendo no dejaba de sentir. Mi polla dura como el acero apuntaba al techo de nuestro dormitorio. Alex había pillado el lubricante, previsor que es el chico.
Lo extendía por mi pila a la vez que me ponía el culo al alcance de mi boca girando su cuerpo. De inmediato clavé la lengua en su ano para dilatardo. Aunque desde luego no le hacía ninguna falta. A mí chico le encanta que lo folle.
Después de darle a la sin hueso durante un rato Alex se subió sobre mi cadera para cabalgarme. Natalia acercó su dulce carita para ver en primer plano como mi rabo abría despacio el ano y se iba introduciendo en el interior de mi novio.
Se inclinó tanto que sus tetazas rozaron mi torso. Los pezones duros como guijarros de río me arañaban la piel. No pudo contenerse más y siguió acercando la carita a la polla y huevos de mi novio y la raíz de mi pene.
Hasta que fue su lengua la que empezó a acariciar y humedecer aún más nuestros sexos. Yo le acariciaba la espalda y llegaba hasta sus gloriosas nalgas. Vista la curiosidad que tenía por el sexo anal decidí empezar a trabajar el suyo para que los dos pudiéramos disfrutar de él.
Uno y hasta dos dos entraron con facilidad ayudados por un poco de lubricante. Incluso con la polla de Alex en la boca se le escapaba algún gemido provocado por mis caricias.
Mi novio es capaz de aguantar sus erecciones mucho tiempo y yo la recupero enseguida. Así que podríamos darle placer a ella también. Sin más dilación me corrí dentro del duro culito de Alex.
Se levantó y estaba tan limpio que Natalia pudo hacerle un beso negro y lamer el semen que rezumaba del agujerito. Y yo tenía una entrada privilegiada para el espectáculo. Aunque Alex se había incorporado la postura era difícil.
Sobre todo por que yo no había separado la mano del culazo de mi prima. Era una atracción magnética. Pero cada vez estaba más dilatada y gimiendo de placer.
Era el momento de empezar con ella y darle carne. Busqué su boca para besarla y no era un ósculo fraternal precisamente. Nos dábamos lengua y saliva como si hubiéramos pasado días en el desierto.
Poco a poco ella se venía encima de mí cuerpo. Pero yo acababa de correrme y mi rabo todavía no estaba repuesto. Así que entre los dos empezaron a usar la lengua sobre mi polla para revivirla.
Una de las mejores experiencias de la vida, una buena mamada a dos bocas. Sus lenguas repasaban una vez y otra mis genitales de la punta del nabo a la raja del culo. Se turnaban sobre mis huevos, mojándolo todo con su saliva.
Con ese tratamiento en pocos segundo volvía a estar duro. Era delicioso ver sus cuerpos desnudos a mi lado. Y acariciar todo lo que alcanzaba de ellos mientras sentía todo aquello.
- Ahora me vais a follar los dos, par de cabrones. Primito quiero tu rabo en mi culito que ya lo has trabajado.
Se fue montando sobre la polla de Alex al que había tumbado boca arriba en el colchón. Ahora ambos tenían que hacerme un hueco entre sus muslos para que yo pudiera hacer mi parte.
Pero primero quería lamerlo. Sabía que mi prima se lo había limpiado bien. Venía preparada. Mis dedos seguían sin ningún rastro. Así que pasar la lengua por su ano mientras ella ya se había clavado la polla de mi novio fue un placer tanto para ella como para mí.
Acercar el glande a ese agujerito y empezar a abrirlo fue algo que había deseado durante años. Nos acompasamos como si no hubiéramos hecho otra cosa en la vida. Tenía debajo a la prima que siempre había deseado y al chico que quería.
Empalada entre los dos Natalia gemía y jadeaba y nosotros no nos quedábamos atrás. Todo eran manos acariciando piel, bocas buscándose, lenguas dejando caer saliva. Y nuestras dos pollas entrando y saliendo de sus agujeros como los pistones de una máquina de vapor.
Parecía que lo habíamos hecho siempre, estábamos perfectamente acompasados. Aunque la postura no era cómoda del todo lo estábamos disfrutando. Hasta llegar a corrernos, bueno nosotros. Natalia parecía estar en un orgasmo continuo por como gemía.
Nos derrumbamos en la cama. Ellos me hicieron sitio en medio como para agradecerme que mi relación con ellos nos hubiera llevado a esa tarde de placer. Así que no dejaron de acariciarme. Sentía sus manos y labios por toda mi piel.
- ¡Joder! Primo, ha sido fantástico. Sois unas máquinas follando.
- Así que te ha gustado.
- Llevaba años deseando esto. Desde que me enteré que estabas liado con un chico. Pude que antes, desde que supe que te iban los hombres. Estoy deseando repetir. Claro.
- Yo también te he deseado desde siempre. Como puedes comprobar el que me gusten los tíos no quiere decir que no me guste follar con un bombón como tú. Y tú eres la más sexi de nuestras primas. ¿Y quién dice que se haya acabado?. Queda mucha noche por delante.
- ¿Podréis seguir?.
- Vamos a cenar y lo comprobarás. Por cierto ¿Tu has jugado alguna vez con una chica,
Le contestó mi chico y ella solo replicó con una enigmática sonrisa. Cenamos desnudos por supuesto.
Las bromas, las caricias, los besos y el buen ambiente continuaron no dio durante la cena, también durante toda la noche y en realidad hasta el día de hoy. De vez en cuándo mi primita se nos une en la cama, una ecuestres por el campo, una salida nocturna... o donde sea.
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El trío con mi amigo y su hijo transexual.
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Mi amigo, Juan, vive con su hijo diez y nueve años, Mario, alto delgado y muy, muy guapo. La madre tras el divorcio se largó y se la dio por desaparecida. Se había ido con su monitor de tenis, Todo un tópico.
El y yo quedábamos de vez en cuando para ponernos al día. Lo normal era vernos en alguna cafetería y a veces seguir con unas copas
Una tarde calurosa tomábamos café con hielo en su casa y estábamos solos en el salón. El chico estaba en su habitación.
Cómo siempre comentábamos las cosas de la vida cuando el hijo pasó por allí camino de la cocina.
Llevaba un pantalón de lycra muy ajustado y corto, marcando su culito prieto y respingón y una camiseta amplia con grandes escotes que apenas disimulaba su torso. Sólo lo justo.
Tenía la melena suelta cubriendo sus hombros.
No pude hacer otra cosa que quedarme mirándolo asombrado. Lo cierto es que era un espectáculo precioso.
- ¡Que guapo se ha puesto tu chico!. ¿Ya tiene los diez y ocho?. Juan.
- Diez y nueve recién cumplidos.
El padre se dio cuenta de cómo lo miraba, ¿con deseo?, creo que era algo evidente. No es que los hombres me atrajeran de forma especial aunque algunas experiencias había tenido de joven.
- Sí, ha crecido de maravilla. ¿Verdad?.
Ahora, más maduro, no me consideraba con una sexualidad definida simplemente me exitaba lo que me excitaba.
Tanto siguiendo porno en Internet como con lo que veía en la realidad. Esa temporada andaba bastante cachondo.
El chico tenía algo especial, algo que me atraía y excitaba. Solo lo veía algunos minutos cada vez que nos encontramos pero esta vez había en él algo distinto. Más suave, más femenino.
Cuando volvía de la cocina su padre le dijo:
- Cariño por qué no le muestras a nuestro invitado lo que puedes hacer, en lo que puedes convertirte, lo que eres.
Me sonreía socarrón sabiendo la sorpresa que me iba a llevar en unos momentos.
- ¿Estás seguro?.
- Pues claro. Nos divertiremos. ¿No has quedado hoy?
- No. Soy toda vuestra.
Supongo que todavía obnubilado por su duro culito no me fije en que había usado el femenino para dirigirse a ell@ mism@. Ni en los duros pechitos que asomaban de vez en cuando por los recortes de la camiseta.
Así que en ese momento de distracción ella se giró y volvió a su habitación. Juan me sirvió otro chupito de pacharán que era a lo que habíamos pasado tras el café. Siguió la conversación como si nada hubiera pasado aumentando así mi despiste.
Esa tarde hacía mucho calor en esa casa. Me puso como excusa que el aire acondicionado se había estropeado. Pero aún no sé si todo estaba preparado.
Se quitó la camisa como si nada. Y no es que antes de esa tarde no nos hubiéramos visto desnudos en algunas ocasiones.
- No te importa que me ponga más cómodo. ¿Verdad?.
- No. Para nada, como si estuvieras en tu casa.
Sonreí, sin saber muy bien de qué iba todo aquello. Y un poco asombrado por ver su torso depilado.
- No sabía que ahora te quitabas el pelo.
- Mario me ha dicho que me queda mejor así. ¿A ti que te parece?.
- Que tiene razón. Yo también voy así desde hace un tiempo.
- ¡A ver!.
En ese momento solo me subí la camiseta para mostrarle mi torso y barriguita depilados.
Con una copa más y la conversación fluida había pasado el tiempo suficiente para que una sublime aparición hiciera acto de presencia en el salón.
Se había vestido como una perfecta colegiala. Había recogido su larga melena en dos coletas a ambos lados de su cabecita. Un buen maquillaje disimulaba cualquier rasgo masculino que le quedara y no eran muchos.
La blusa blanca casi trasparente dejaba ver un sujetador de encaje muy sexy. No había mucho que sujetar pero la presencia de la prenda ya era un bonito detalle.
La falda tableada a cuadros era tan corta que a poco que se inclinara se le vería el prieto culito. Unas calzas por encima de la rodilla y unos zapatos con un inverosímil tacón completaban su atuendo.
Dio una vuelta sobre sí misma para que pudiera verla al completo. Se me escapó un silbido de admiración. Era eso o quedarme con la boca abierta. Y tenía que demostrar que lo qué estaba viendo me estaba encantando.
- ¡Vaya sorpresa!
Se sentó sobre los muslos de su padre de lado y empezó a darle cariñosos y húmedos besos por todo el rostro. He de admitir que yo me moría de envidia. Deseaba que esos besos fueran para mí.
- ¿Qué te parece mi hija?.
- Es una preciosidad. Nunca pensaría que de un tipo tan feo como tú pudiera salir esa belleza. Y además tan cariñosa con lo cardo que has sido tú siempre.
Bromeaba, pero la verdad es que estaba deseando unirme a ellos.
- Por cierto. ¿Cómo se llama?.
- Ha decidido llamarse Mónica.
- Y tú cómo siempre le has dado todos los caprichos.
- Este merecía la pena, viendo los resultados.
- Desde luego que sí. Mónica, eres un monumento.
- Gracias. Eres muy amable con una chica como yo. Papi, ¿le puedo agradecer a tu amigo sus dulces palabras?.
- Pues claro cielo. Ya sé que siempre te ha gustado.
Ahora si que se levantó y vino conmigo. Su caminar meneando la cadera era hipnótico. Hasta las coletas se movían sobre sus torneados hombros.
Se sentó sobre mis muslos pero conmigo mirándome de frente, con sus rodillas a los lados de mis muslos. Me besó, pero fue un beso muy en serio, con abundante intercambio de saliva. Al que evidentemente correspondí con todas las ganas.
Dejaba caer saliva en mi boca como una fuente. Yo jugaba con la lengua con ella y se la devolvía. Era algo completamente lascivo. A la vez me acariciaba la cabeza y el cabello intentando meter más de la sin hueso entre mis labios.
Tiró de mi camiseta haciéndome levantar los brazos para sacármela. Para ello tuvo que separarse un poco de mi cuerpo. Pude alcanzar sus tetitas con mi lengua. Mordisqueaba sus pezones por encima de la ropa. Y lamía su escote.
Deslicé las manos con suavidad por la tersa piel de sus muslos, hasta conseguir aferrarme a sus prietas nalgas con las dos. Aquello parecía mármol tallado por un escultor griego de hace siglos.
Sólo llevaba un tanga para sujetar aquello que ya parecía bastante duro. Aún lo escondía la faldita pero se apoyaba en mi vientre. Así que estaba tocando la piel de su culo. Amasando las nalgas mientras acallaba sus gemidos con mis besos.
Monica empezó a bajar por mi cuerpo. Lamia mi oreja y de ahí pasaba a mi cuello. Notaba el suave roce de su piel en la mía. Se puso a mordisquear mis pezones justo como me gusta a mí hacerlo con las chicas. Y a lamer mi torso.
Me hizo levantar los brazos para pasar la húmeda por mis depiladas axilas. Lo estaba gozando pero yo también quería disfrutar de su cuerpo y hacerla gozar.
La levanté al peso y la tumbé en el sofá donde estaba yo sentado. Empecé a librarla de parte de su ropa. Abrí la blusa para disfrutar de la vista de un torso suave y cada vez más femenino.
Los pechos empezaban a apuntar y el sujetador de encaje trasparente apenas los ocultaba. Con la habilidad de la experiencia abrí el broche con una sola mano. Como la prenda no tenía tirantes eso bastó para deshacerme e ella.
Me lancé a comerme esas preciosas tetitas. Lamiendo y chupando de sus pezones como si pudiera sacar leche de ellos. Desde luego pensaba sacar leche de otro sitio. Sus gemidos suaves pronunciados con voz ronca y sensual me indicaban que le gustaba.
En ese momento se nos unió su padre y le dejé una teta para que me ayudara a hacer disfrutar a la muchacha. Nos miramos a los ojos un segundo y sobre el cuerpo semi desnudo de su hija nos besamos por primera vez.
Fue un beso suave apenas juntamos los labios. Pero de completa complicidad. Promesa de cosas más profundas y completas. Ella nos acariciaba las cabezas revolviendo nuestro cabello o la espalda de ambos.
Así que no me contuve y como lo tenía tan cerca mientras seguía mandando de la tetita deslicé una mano suavemente por su espalda hasta agarrar una nalga aún cubierta por las bermudas.
Dejé el pecho a mi amigo para seguir explorando tan deseable cuerpo. Lamí el plano vientre adornado con un pequeño pircing. Por como lo contraía al recibir mis caricias le gustaba.
Mientras mi mano subía despacio por la calza, pasando la rodilla, hasta alcanzar la suave piel de su muslo. La cara interna con largas, suaves y lentas pasadas de mis dedos.
Sus gemidos en voz gutural y en bajito nos llenaban los oídos. De pronto la mano de mi viejo amigo se posó en mi muslo subiendo hacia mi polla. Que estaba ya muy dura por cierto.
Yo ya había llegado al tanga bajo la corta faldita. Tiré de la diminuta prenda para liberarla de ella. La dura polla hacia un gracioso bulto el falda. Pero no durante mucho tiempo pues enseguida levanté ese trozo de tela.
Es un aparato fino, recto, orgulloso con el glande morado. Incluso tenía hecha la fimosis. Durísimo. Perfecto para follar cualquier culo que se le pusiera delante.
- ¡Qué lindo!.
Hacia años que no veía un pene tan bonito, depilado y con olor a limpio. Y tan duro que parecía a punto de explotar. Empecé pasando la lengua por los huevos pelados con lo que conseguí un estremecimiento de su cuerpo y un profundo gemido gutural.
- Cabrón, qué bien la comes.
Me estaba esmerando con ella. Dando largas lamidas al tronco. acariciando el frenillo con la lengua y metiéndome el glande en la boca. Y salivando bien todo el aparato.
- Me gusta hacer disfrutar. Y tú te o mereces.
Para entonces mi amigo había sacando mi rabo al aire, pétreo, rocoso, forjado. Yo también lo tengo depilado y su mano me acariciaba en una lenta y placentera masturbación mientras se dedicaba a lamer las tetitas de su hija.
Ya no quería parar, deseaba su semen en la lengua y luego compartirlo con ellos en un beso lascivo. Cuando se corrió subí hasta su dulce rostro y deje caer la lefa mezclada con mi saliva en su boquita que abrió al máximo para recibirla.
De inmediato metí la sin hueso en la boca para jugar con la suya. Al cruce de lenguas se unió su padre en un beso a tres. Era la primera vez que me morreaba con mi amigo. Y lo estábamos haciendo con la lefa de su hija de por medio.
- ¿Nos vamos a la cama?.
No me molesté ni en responder. Me incorporé y la cogí en mis brazos. A pesar de su altura pesa poco, es muy delgada. Ella rodeó mi cuello con sus manos acariciando mi nuca y el cabello mientras la llevaba por el pasillo.
- Ya sé el camino. Ábreme la puerta.
Iba delante de mí y creo que fue la primera vez que me fijé en el culo de mi amigo. Y parecía algo bastante apetecible. Me di cuenta de que podría... de que me iba a follar al padre y la hija esa misma tarde. Y que lo íbamos a disfrutar los tres.
La dejé caer en la cama. Tenían las sábanas revueltas y se veían ocupados los dos lados del colchón. Así que aquellos dos ya dormían juntos. Ahora fue ella la que a cuatro patas se puso a abrir mis bermudas para dejarlas caer a mis pies junto al pequeño slip que arrastró con ellas.
- Joder, sabía que estabas bueno. Pero es aún mejor de lo que pensaba.
- ¿En serio habías pensado en mí?.
- Desde que me gustan los hombres y hace ya mucho de eso.
Ya me tenía desnudo del todo. Se incorporó lo suficiente como para lamer mi pecho y chupar mis pezones. La condenada sabía lo que hacía. Me estaba poniendo a mil. Mientras sujetaba mi polla con suavidad.
Fue bajando despacio, sin prisa, pasando la lengua por los abdominales y el ombligo. Iba a por mi rabo y estaba claro lo que quería hacer con él. Se metió mis huevos en la boca. Su lengua en mi escroto me provocó una corriente eléctrica que me llegó del glande por la columna al cerebro.
Sujetaba mis nalgas separándolas y deslizando un dedo por mi ano, juguetona. Yo jadeaba por todo lo que ella me hacía. Juan entre tanto se había puesto detrás de ella y le lamía y le mordisqueaba las nalgas.
Cuando Mónica tenía mi glande entre sus labios me corrí. Era imposible aguantar con todo lo que estaba sintiendo. Pero la situación era tan morbosa y ella tan bonita que mi polla quería aguantar.
Desde luego que perdió dureza. Ella siguió chupando. Pasando la lengua por mis huevos y toda la polla. Acariciando mi vientre y llegando a pellizcar mis pezones. Con ese tratamiento me recuperé enseguida.
Su padre le había abierto bien el ano con la lengua y la dedos. Le había puesto bien de lubricante y Mónica no me dejó ni moverme. Fue ella la que subió sobre mi cadera y se clavó mi resucitado rabo en ese precioso culito que siempre había admirado.
Sujetando sus marmoreas nalgas fui bajándola dejando que su cuerpo rodeara mi tronco. Un gemido se nos escapó a los dos a la vez cuando llego a apoyarse en mis muslos clavada hasta mis huevos.
- La noto en el estómago, cariño.
Juan dividía sus besos entre Mónica y yo, repartiendo saliva y lengua con generosidad. Además de sus caricias, claro.
- Acércame la polla.
Le dije. También la tenía bien depilada, más gruesa y algo más corta que la de Mónica. Y estaba genial chupar sus huevos mientras su hija me cabalgaba despacio pero profundo sintiendo mi polla en su culito. Mi mano fue sola al rabo de la nena que también se había puesto duro de nuevo. La masturbé suave al ritmo de sus movimientos.
Mi otro brazo rodeó la cintura de mi amigo para jugar con su culo, amasar sus nalgas y deslizar un dedo hasta el ano. La última vez que lo había visto en un vestuario de un gimnasio era muy peludo, ahora estaba suave y sin un pelo. Sus jadeos decían que le gustaba así que le dije:
- Súbete quiero comerte el culo.
Lo hizo me puso el trasero sobre la boca, también alcanzaba sus huevos. Mientras ellos se morreaban con lascivia dejando caer saliva sobre mi vientre, momentos después la lefa de ambos se unía a las babas sobre mi piel.
Viciosos y lascivos desmontaron para recoger esa mezcla con las lenguas. Juntando sus cabezas sobre mi estómago. Pero el que no se había corrido era yo. Aguardaba más después de mi primer orgasmo.
- Vamos papi. Prueba su polla, quiero ver como te folla.
Ella misma me ayudó a incorporarme muestras su padre se tumbaba boca arriba. Natalia se puso detrás de la cabeza de Juan para tirar de sus tobillos y arquearq la espalda dejarme en culo en la posición perfecta.
No sé cuando se había puesto lubricante pero mi polla entraba bien, fácil y suave. La cara de vicio de Natalia mientras me follaba a su padre era de antología.
No sé cuánto duramos así pero todos estábamos muy excitados. No sería mucho tiempo y le llené el culo con mi semen a uno de mis mejores amigos. Y eso que hasta ese día nunca nos habíamos tocado con lascivia.
- Ha sido genial. Que vicio tenéis. Mira que nos conocemos hace años y nunca había sospechado esto.
- Esto es bastante reciente. Tú también has estado genial. Imaginaba que eras morboso pero esto...
- ¡Vamos chicos! ¿Y yo no he hecho nada?.
Eso lo dijo acariciandose sus pechitos y poniendo cara de vicio. Provocándome aún más. Los dos nos echamos a reír.
- Si cariño, tu eres perfecta. La putita más morbosa y lasciva que he conocido nunca. Eres quién ha conseguido sacar de mí todo lo que he reprimido estos años.
- Espero que me volváis a invitar. Me gustaría seguir explorando con vosotros.
Natalia se me acerco mimosa y volvió a colgarse de mi cuello.
- ¿Y conmigo a solas? ¿No me quieres llevar a cenar ya bailar algún día?.
- Desde luego cielo. Si quieres salir con un viejo como yo.
- No eres nada viejo y me encantaría estar más veces juntos. Mi papi no es nada celoso. ¿Verdad?.
- No claro. Mi nena puede tener todos los novios y novias que quiera. Pero no hay que parar todavía.
Ni que decir tiene que continuamos esa pequeña orgia durante toda la noche y buena parte del día siguiente. Sin vestirnos y sin dejar de acariciarnos, lamernos, besarnos más que para comer, ducharnos y dormir algún rato.
.....
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